La
Tierra ha sobrepasado los 7.000 millones de habitantes. Se trata de una
cifra histórica y de un hito tecnológico. Una cosa porque hace apenas
un siglo la población era tres veces menor. Y lo segundo porque parecía
que el planeta no soportaría la carga de alimentar a tanta población. La
innovación es responsable directa de garantizar el abastecimiento de
agua, alimento y energía a un planeta superpoblado.
Pero las tendencias demográficas no se quedan en el dato. Segundos
después del nacimiento del habitante 7.000 millones comenzaba una
alocada carrera por alcanzar los 8.000 millones en 2024 y los 9.000
antes de 2050. La superpoblación plantea multitud de retos. Pero quizá
uno de los más olvidados es el del calentamiento global.
Las previsiones trazadas por el Panel Intergubernamental para el
Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés)
están basadas en tres pilares: crecimiento económico, evolución de la
energía y población mundial. Pero en los debates internacionales este
último punto ha pasado casi desapercibido para los negociadores.
Un aumento de 3ºC en 2100
“Es un dato clave, el escenario más verosímil plantea un mundo en
2050 de 10.000 millones de habitantes con el máximo nivel de
intervención en energía y en tránsito de personas”, explica Luis
Balairón, director del Programa de Análisis y Atribución de Cambio
Climático de Aemet, a título personal. “En ese escenario nada
descabellado la temperatura aumentaría 3ºC en todo el planeta antes de
fin de siglo”.
El objetivo internacional marcado por el acuerdo no vinculante de
Copenhague establece que lo países tomarán medidas para evitar que la
temperatura suba más de 2ºC. Pero, según las previsiones del IPCC,
aunque se actúe de la forma más ambiciosa, el solo aumento de la
población mundial ya haría que la temperatura subiera un grado
centígrado más de lo que firmaron los países tras la cumbre del clima de
Copenhague en 2009.
El transporte es responsable de un tercio de las emisiones de gases
de efecto invernadero, por lo que actuar sobre este sector resulta clave
en un escenario con más de 7.000 millones de habitantes queriendo vivir
como estadounidenses. Pero las medidas no son fáciles de tomar. “No hay
ningún país que se haya enriquecido y cuyos habitantes conciban la vida
sin viajar a otros lugares, sin conocer países exóticos para ellos”,
opina Balairón.
Fuente: El Mundo
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